Cuando los propios funcionarios del Mº de Hacienda acusan al Gobierno de no hacer nada para combatir el fraude fiscal, es señal de que la situación es grave. Se acusa al Gobierno de permitir y tolerar la economía sumergida, y en mi opinión ello tiene su explicación.

En un País con el 26% de la población activa en el paro, y que en determinadas regiones se supera el 30%, significa que está a punto de la explosión social. La economía sumergida es lo que permite a estas regiones superar la situación de extrema pobreza. Y eso el Gobierno lo conoce bien, y este es el motivo de su tolerancia.

Por otra parte, la economía sumergida forma parte de la idiosincrasia de estas mismas regiones desde hace muchas décadas, y ahora con la crisis y el paro se ha visto reforzada.

Hace ya muchos años, conocí la siguiente práctica en muchos pueblos de Andalucía. Se ponían de acuerdo el párroco, el médico y el farmacéutico, y cuando en la farmacia se vendía un medicamento sin receta de la seguridad social, le recortaban igualmente la etiqueta. Esta etiqueta iba al médico que hacía una receta falsa y se la devolvía al farmacéutico, el cual la cobraba de la seguridad social. El beneficio que tenía el farmacéutico se lo entregaba al párroco que lo destinaba a las familias más necesitadas.

En la actualidad hay prácticas que están reconocidas y aceptadas por todos. Por ejemplo, cuando entra un empleado nuevo en una empresa no se le da de alta en la seguridad social. Solo cuando se supera el período de pruebas, se le ofrece un contrato temporal de forma oficial, eso en el mejor de los casos. Y nadie protesta, pues si lo haces te quedas sin trabajo ni en esta empresa ni en ninguna otra.

Cualquier empresa que se ocupe de algún tipo de mantenimiento de los hogares trabajan en negro, tanto en la facturación (sin cargar el IVA), como en dar de alta a los empleados, Lo mismo ocurre con los abogados, que cobran sus minutas sin facturas, o los médicos que hacen lo mismo, etc…

Terminar con estas prácticas que están ahogando a nuestro País es una tarea de gigantes, pero si además es el mismo Gobierno el que tolera estas prácticas, en contra de lo que es su deber, pueden convertirse en motivos para que nuestro País no tenga futuro.