En un reciente viaje por Occitania, un domingo por la mañana que estaba en Toulouse fui a conocer la catedral (magnífica por cierto), y al entrar me encontré con la gran sorpresa que estaba llena a más no poder. Era el momento de la Santa Misa, y no solamente todos los bancos estaban llenos, sino que también los pasillos y los laterales. En el fondo de la Iglesia donde me situé, era el lugar de los niños pequeños que estaban en silencio, pero que necesitaban moverse. Para mí una gran experiencia, que hacía muchos años que no recuerdo en nuestro País

Recientemente, Gallup ha desarrollado una macroencuesta en 65 países, y en ella España se muestra como uno de los países en que el papel de la religión tiene una percepción negativa. Algo más del 50% de la población ve en la religión algo negativo, y sólo el 28% le ve algo positivo.

Algunas cifras comparativas con otros países:

Porcentaje de la población que ve algo positivo en la religión:

América del Sur   68%

EE.UU.                62%

Italia                     52%

Canadá                45%

Francia                 42%

Alemania              40%

Gran Bretaña       35%

España                 28%

A la vista de estas cifras, uno se pregunta ¿qué habrá hecho la Iglesia española para merecer estos resultados?. Tal vez una forma muy simple para contestar a esta pregunta, sería decir que simplemente la Iglesia española se ha aliado con el poder en contra de los ciudadanos. Nuestro Obispos no huelen a ovejas, como diría el Papa Francisco.

Estas cifras no son solo la expresión de los sentimientos internos de los ciudadanos, sino que también tienen su  vertiente política y económica. Así, por ejemplo, en un país tremendamente envejecido como el nuestro, en donde desde hace años se habla de la dificultad que tendremos para pagar todas las pensiones de vejez, resulta que somos el país número 182 sobre 221 países en orden al número de nacimientos por 1000 habitantes, que son de 10,4.