En España, de 1999 a 2008 se produjeron 630 muertes de mujeres a manos de su pareja. Dichas muertes, se produjeron principalmente cuando la pareja había roto o estaba en proceso de ruptura. EL Instituto de la Mujer, ha puesto de manifiesto que en nuestro País hay 2.100.000 mujeres en situación objetiva de violencia familiar, y sin embargo, tan solo una de cada cinco tenía conciencia de estar siendo maltratada.

Las causas de esta terrible situación son bastante claras, la principal es el convencimiento por parte del hombre de su superioridad y primacía sobre la mujer, otras causas:

• La violencia de género se desarrolla en un contexto patriarcal, donde el control y sometimiento de la mujer, ha sido tradicionalmente tolerado e incluso legitimado

• La no aceptación, por parte de algunos hombres, del nuevo papel de la mujer en la sociedad democrática y con una convivencia en la igualdad

• La violencia funciona como un mecanismo de control social de la mujer y sirve para reproducir y mantener el status quo de la dominación masculina

• La conducta violenta frente a la mujer se produce como patrones de conducta aprendidos y transmitidos de generación a generación

Complejo de superioridad masculina y tradición, son los dos parámetros en que se desarrolla la violencia de género. ¿Y quién tiene el rol para romper estos complejos?, seguramente la madre del maltratador. Ella es la que tiene la mayor obligación frente a sus hijos varones para romper esta tradición y para educarle conforme a la igualdad de géneros.

Conozco un matrimonio con dos hijos, un varón, el mayor, y una hembra. Bien, pues desde su infancia los dos fueron educados con los mismos derechos y obligaciones. Un día ponía uno la mesa, y al día siguiente era el otro. Cada uno se hacía su cama. Los juguetes eran compartidos por los dos, incluidas las muñecas y las pelotas, etc… En un ambiente así, es prácticamente imposible que el varón sea un maltratador de mayor.

Otro ejemplo que conozco. Estaba comentando con mis sobrinos sobre el colegio que debían escoger para su hijo varón, y cuando apunté la posibilidad de que fuera al mismo colegio que fue ella, que antes era exclusivamente femenino, pero que ahora es mixto, ella no quiso de ninguna de las maneras, diciendo que no aceptaba que su hijo fuera a un colegio femenino. A mi entender, mi sobrina estaba ya fomentando la superioridad del varón. Era un mal comienzo.