SEGURIDAD CONTRA EMOCIONES
Entrar en una catedral, o en un museo, es entrar en el mundo de las emociones. Cosas que pueden ser una pintura o una escultura o una tumba, pueden llegarte al alma, y hacerte sentir admiración por quien representan o por quién ha ejecutado la obra, o las dos cosas.
Una de las veces que sentí esta emoción fue cuando vi por primera vez el cuadro de la Gioconda, y también el Cenáculo de Leonardo en Milan, hecho con un relieve y con un detalle que sería imposible pensar que Leonardo no sabía y creía en lo que estaba pintando.